Lo que te mata es lo que ocultas adentro


Si tú supieras lo que hay detrás de mi cara a veces tan sonriente y a veces tan distante....si pudieras escuchar lo que hay en mi cabeza, te preocuparías. Ahora si que te preocuparías, familia pueden verme llorar, pueden verme con la cara apagada, pueden ver mi desprecio hacia la comida y pueden notar mi baja autoestima. Pero si pudieran sentir todo lo que tengo dentro, todo lo que se siente y lo que se piensa callado, yo creo que intentarían detener este desastre y esta tristeza que está tan sembrada, y es tan peligrosa, que nunca sabes cuando me hará intentar destruirme otra vez. Para ellos puede ser un capricho, una etapa, una llamada de atención, incluso el trastorno mental no tan grave que se controla con medicamento, pero sin embargo yo lo veo tan enorme, que me siento capaz de suicidarme. Tal vez no es tan grave, tal vez hay cosas peores, pero, ¿sabes qué? No puedo. 
Seré para ti caprichosa, superficial y débil, estúpida también, siempre tomada a la ligera. Y juro que nunca lo vas a saber, jamás lo vas a sentir, jamás lo vas a tomar en serio, mamá. Tú solo ves la gravedad cuando estoy en un hospital con riesgo de salud, cuando te enteras de los envenenamientos y las sobredosis, siempre observas la gravedad de todo esto cuando mi cuerpo paga las consecuencias. Pero, ¿y mi mente? ¿Tienes idea de como esta? Destruida, oscura, enferma y dispuesta a destruir siempre. Ojalá entendieras que mi problema es mi mente, mi ausencia de fe, mi falta de esperanzas y deseos. Y otra parte importante, este maldito odio que siento hacia mi misma. Estas ganas que tengo de no ser yo, de no ser yo no sólo en físico, si no mentalmente. No culpo a nadie, yo así nací. De por sí, ya tengo recuerdos muy vagos de lo que significaba desear algo en esta vida. De más chica, me ilusionaba pensar en cuando llegara a adulta. Ahora ya soy una mujer, y ahora no quiero nada, no quiero ancianidad, no quiero nada.
Pero a pesar de que también soy una persona que difícilmente llega a sentir amor por alguien, siento uno muy fuerte hacia mi hermano. Me mata de curiosidad saber que pasaría luego de mi suicidio. Pensar en lo que todos dirán, pensarán y sentirán. Quienes van a ponerse mal, quienes vendrían a mi velorio, quienes me echarían de menos. Tal vez nunca lo sepa, pero no puedo ni pensar en lo que pasaría con ellos, con mi madre y mi hermano. Estarían mejor sin mi porque contamino el hogar, pero a la vez, en el momento, los dejaría marcados y traumados y sólo pensar en eso me llena los ojos de lágrimas.
Ni si quiera pienses que no soy capaz de tomar un cuchillo y cortarme las venas, es mi solución rápida y en la que pienso todo el tiempo. No sé cuanto más se puede soportar. 
Dicen que si no nos amamos a nosotros mismos, no podemos amar. Pero yo sigo viva por amor a los demás.


Vieja amiga

En la oscuridad de la madrugada, cuando el mundo descansa y el ruido cotidiano se desvanece, el corazón habla con un lenguaje que sólo tú en...