Adiós lobo.



 Tú ya sabías que no nos íbamos a volver a ver y no lo digo cómo reproche, simplemente mi mente está asimilando algo que probablemente ya sabía pero me negaba a aceptar y es el hecho de que ya no nos íbamos a volver a ver.

Quizá lo supe desde el principio pero soy demasiado romántica y tenía una ilusión ingenua de que algo fuera real entre nosotros o quizá lo supe hasta el final, ese último día me dijiste  “ necesito tiempo para concentrarme en lo importante, tengo cosas que resolver”  y con una sonrisa incomoda te dije que todo estaba bien, pero tú ya sabías que no nos íbamos a volver a ver; quisiste ser extrañamente amable y me acompañaste a casa de mi amiga y con un beso en la mejilla nos despedimos, el primero y el último; te pedí que me avisaras cuando a casa llegarás, no quise voltear a tras porque no nos íbamos a volver a ver, aunque en mi mente yo te escribía cartas desde el camino de vuelta a casa. 

Ahora paseo por la ciudad juntando cada detalle que me recuerda a ti para llevarlo a casa y dártelos cuando te viera otra vez, pero tú ya sabías que no nos íbamos a volver a ver, no habría una segunda vez que todo lo que pudimos hacer bien o mal, lo hicimos esa primera y única vez.

Tú ya sabías que no nos íbamos a volver a ver y quizá yo también lo sabía, quizá lo supe desde el primer momento en que te dije hola, o desde el primer dibujo que te di o desde la primera llamada en la madrugada o en el momento en el que derrame mis primeras lágrimas por ti y aun cuando sabia cómo iba a terminar quise aferrarme a ver si podía cambiar el final. 

Vieja amiga

En la oscuridad de la madrugada, cuando el mundo descansa y el ruido cotidiano se desvanece, el corazón habla con un lenguaje que sólo tú en...